Por Angélica Casallas
Seamos sinceros. Sin columnistas como Daniel Samper Ospina, la crítica política no sería lo mismo. Las páginas de la revista Semana tendrían al final una publicidad de cerveza fina o de cigarrillos para poder acompañar la lectura de las tristes desgracias que están plasmadas en sus páginas.
No se puede negar que las verdades escritas por Samper son las que quisiéramos decirles, o mejor, gritarles en la cara a cada uno de los personajes de la política y la farándula que han sido víctimas de su pluma.
Por eso lo digo, lo proclamo: necesitamos más columnistas de ese tipo, capaces de hacernos reír de los dirigentes que nosotros mismo elegimos. Con la audacia y el talento para caricaturizar con letras los personajes de los que también despotricamos sin piedad en nuestra cotidianidad.
Y no sólo hablo de los que como yo, también comienzan la Revista Semana de atrás para adelante. Hablo del público que lo critica mientras se ríe de sus columnas y da gracias a Dios por la existencia de la revista SoHo, de la cual es director. Aunque, por supuesto, debo hacer una gran excepción con el público uribista que no necesita de Daniel, pues cuenta con un extenso grupo de comediantes de la talla de José Obdulio, Alfredo Rangel y Fernando Londoño, capaces de hacer caricaturas tan perfectas del ex presidente como las que Samper Ospina hace de Angelino o de Andrés Felipe Arias.
Es de esperar que la capacidad para burlarse de sí mismo la haya desarrollado a partir de su sufrimiento como hincha santafereño y lo entiendo. Los bogotanos ya hemos desarrollado, gracias a nuestros equipos, esa capacidad para reírnos de nuestras tristezas y creo que es por ese motivo que en otras regiones lo detestan, pues no creen que la burla de sí mismo y de los problemas propios sea un valor. ¿Lo consideran un irrespeto igual o peor a que Uribe hubiera sido presidente?.
Y por eso, amigos lectores, es que lo necesitamos. Para que Angelino lo lea y se ponga a dieta o se haga una cirugía maxilofacial. Para que Mockus logre hablar de corrido, Benedetti corrija su lenguaje y Valerie Domínguez devuelva la plata de Agro Ingreso Seguro. Para que Lucero Cortéz salga en televisión, pero desde algún estudio de una telenovela. Para que sin temor ni peligro de demanda, los lagartos de esta “platanera tropical” se regresen a la selva que jamás debieron abandonar.
1 comentario:
Respeto sobremanera este bien escrito elogio a Ramoncito, pero personalmente perdió puntos conmigo debido a sus repetitivas alusiones y referencias a señoras de la alta sociedad bogotana que a andie le importa, o a su tendencia a desporticar de figuras del uribismo por nimiedades como la fealdad de Valencia Cossio o la narcolepsia de Carlos Holguín.
Aunque noto que ya las ha abandonado de a pocos, ese estilo jocoso que busca para sus columnas se diluye en la forma como lo sigue haciendo, lo que hace un buen columnista en el fondo que recurre a formas cuestionables.
Perdona el ladrillo, y qué bueno que sigas escribiendo acá; pasaré por acá más seguido... un saludo.
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